ENTRENAMIENTO PARA IR AL BAÑO
Ni antes ni después,
el control de los esfínteres (como se conoce a la capacidad de retener la orina
y la materia fecal) es un logro que todo niño conquista cuando su propio
organismo está listo para ello. Puedes
¡ayúdalo a lograrlo con tu paciencia, respeto y comprensión!
De los acontecimientos
que tienen lugar a lo largo del desarrollo infantil, el control de los
esfínteres es uno de los más esperados para much@s mámas
papás. ¿Las razones? Desde el alto costo económico que representa
el constante uso de pañales, el disgusto que para muchos significa estar al
pendiente de las veces que sus hijos necesitan ser cambiados, pero sobre todo
es una razon social ya que otros creen que el que su niño ya utilize el inodoro
significa que es más inteligente que otro de su misma edad. Por algunos de esos motivo, caen con
facilidad en la tentación de presionar a sus pequeños para que aprendan a usar
el inodoro, como si en sus manos estuviera el que estos hábitos de eliminación
dejaran de ser actos involuntarios para convertirse en acciones reguladas por
la voluntad.
Desde luego que ésta actitud es errónea, porque el control de esfínteres es resultado de un proceso natural que, aunque en la mayoría de los niños se presenta a los 18 meses, puede retrasarse por diversos factores.
Desde luego que ésta actitud es errónea, porque el control de esfínteres es resultado de un proceso natural que, aunque en la mayoría de los niños se presenta a los 18 meses, puede retrasarse por diversos factores.
Algunos pequeños
aprenden a ir al baño antes de los dos años, pero otros lo logran hasta los
tres, cuatro, cinco o seis años, sin que estas variaciones tengan que ver,
necesariamente, con anormalidades orgánicas o problemas de salud.
Entre los factores que influyen para que un niño logre controlar los músculos que permiten el cierre y la apertura de la vejiga y los intestinos (los esfínteres propiamente hablando) figura, en primer lugar, el desarrollo de su sistema nervioso. Sin embargo, aún siendo éste perfecto, entran en juego otros factores, como la historia de la familia. La influencia de la herencia la podemos ver en muchos niños de cuatro o cinco años, que aún mojan la cama por las noches y son justamente hijos de hombres que en su momento también mojaron la cama a esa edad o aun mayores.
Por último, hay que mencionar la influencia del sexo: mientras las niñas empiezan a controlar y son capaces de completar su aprendizaje entre los 12 meses y los 3.5 años de edad, los varones no comienzan el proceso sino hasta después del año y medio, para terminarlo, en los casos más tardíos, hasta los cinco o seis años.
Como cosa natural, el control de los intestinos ocurre primero que el de la orina, debido a que es más fácil prever una evacuación intestinal y se lleva más tiempo que la micción. Además, la mayoría de los bebés puede adoptar algún gesto característico antes de comenzar a evacuar, que da la pauta para que se les acerque al inodoro.
Entre los factores que influyen para que un niño logre controlar los músculos que permiten el cierre y la apertura de la vejiga y los intestinos (los esfínteres propiamente hablando) figura, en primer lugar, el desarrollo de su sistema nervioso. Sin embargo, aún siendo éste perfecto, entran en juego otros factores, como la historia de la familia. La influencia de la herencia la podemos ver en muchos niños de cuatro o cinco años, que aún mojan la cama por las noches y son justamente hijos de hombres que en su momento también mojaron la cama a esa edad o aun mayores.
Por último, hay que mencionar la influencia del sexo: mientras las niñas empiezan a controlar y son capaces de completar su aprendizaje entre los 12 meses y los 3.5 años de edad, los varones no comienzan el proceso sino hasta después del año y medio, para terminarlo, en los casos más tardíos, hasta los cinco o seis años.
Como cosa natural, el control de los intestinos ocurre primero que el de la orina, debido a que es más fácil prever una evacuación intestinal y se lleva más tiempo que la micción. Además, la mayoría de los bebés puede adoptar algún gesto característico antes de comenzar a evacuar, que da la pauta para que se les acerque al inodoro.
A menos que algún problema orgánico lo impidiera, el control de esfínteres es un logro que se conquista entre los 18 meses y los seis años de edad, lo cual significa que aún sin entrenamiento tarde o temprano cualquier niño puede aprender a ir al baño y dejar atrás los pañales. Sin embargo, estimular esta habilidad no está de más porque representa una gran oportunidad para que el pequeño desarrolle nociones muy útiles para su vida futura. Es precisamente a partir del entrenamiento esfínteriano como los niños pueden asimilar la importancia de otros hábitos de higiene, como el lavado de las manos después de ir al baño, el hacer orinar y evacuar (como cortesía para quien use el inodoro después), bajar la palanca del agua en cada ocasión, etc. Un programa de entrenamiento no es indispensable para que el niño aprenda a evacuar, pero si muy útil para que lo haga con mayor conciencia y responsabilidad.
Un programa de entrenamiento es bueno porque ayuda al niño a ir superando los desafíos inherentes a todo salto en el desarrollo, tanto desde el punto de vista físico, como psicológico. Un entrenamiento en el que el niño pueda sentarse en un inodoro del tamaño apropiado, de su color favorito, situada en un punto de la casa en el cual se le haga más cómodo y agradable, incluso en compañía de sus seres más cercanos, ejerce una influencia mucho más positiva que tener que acudir solo a un frío cuarto de baño, al que quizá en muchas ocasiones le han prohibido entrar, o sentarse en ese enorme inodoro diseñado para adultos.
El entrenamiento ideal, es el que incluye una actitud flexible, amable y relajada por parte de papá y mamá, que se acoge al ritmo y a la cooperación voluntaria del niño y es lo menos parecido a una persecución. Aunque no estén consientes de ello, los niños quieren superar la etapa del pañal, pero necesitan sentir que mientras lo logran no está en riesgo su relación con sus seres queridos o el cariño que éstos le tienen y ésto sólo es posible cuando no se les presiona.
Ayúdale a dar ese gran
paso ésta sencilla guía contiene
los puntos clave para que logre superar la etapa del pañal sin
complicaciones mayores.
• Después de que cumpla 18 meses, llevalo a comprar su propio bañito, dándole a escoger entre la variedad de inodoros que encuentres.
• Deja que te vea ocupar el inodoro y que mire tus evacuaciones mientras le dices “adiós” al bajas la palanca del inodoro.
.Invítalo a que se siente
en su propio inodoro mientras te ve hacer lo mismo en el inodoro de
verdad. Si no se quiere sentar sin
pañal, deja que lo haga con ropa.• Después de que cumpla 18 meses, llevalo a comprar su propio bañito, dándole a escoger entre la variedad de inodoros que encuentres.
• Deja que te vea ocupar el inodoro y que mire tus evacuaciones mientras le dices “adiós” al bajas la palanca del inodoro.
• En el caso de los varones, pide a papá que cuando esté siempre que pueda, sea él quien lo acompañe al baño.
• Explícale que el inodoro támbien es para niños y deja que se siente en el cuantas veces quiera y el tiempo que desee.
• Identifica los horarios que su organismo vaya estableciendo y sugiérele sentarse cuando creas que lo va a hacer. No se le debe preguntar, ya que es probable que si está jugando te diga que NO; lo recomendable es decirle, “Isadora, es hora de usar el baño” y tratar de llevarl@, si se niega no lo obligues solo dile que debe de intenterlo y espera…
Después del año, l@os
niñ@s tienden a defecar dos veces al día, y entre los tres y los cinco años,
una sola vez.
Jamás lo reprendas por haberse hecho pipí, nini o caca encima; al contrario, réstale importancia al hecho y felicítalo efusivamente cada vez que lo logre en el inodoro.
• Prepárate para cuando quiera utilizar el inodoro de verdad. Compra un pequeño banco para que se suba en él y pueda sentarse por sí mismo, y un asiento infantil de los que van sobrepuestos.
• Cuando lo use, deja que apoye las manos sobre la propia taza; se sentirá menos inseguro de caerse dentro (todos los niños temen eso)
• Nunca bajes la palanca del agua cuando esté sentado en el escusado. El ruido y el movimiento del agua espantan mucho a los pequeños.
• Cuando te diga que quiere hacer nini, pipi o caca, no esperes que retenga las evacuaciones durante mucho tiempo, es probable que no pueda hacerlo y se sentirá frustrado por no haberte complacido. Si “le gana”, sonríe mientras lo cambias y dile que para la siguiente seguro le irá major.
• Aunque los varoncitos al inicio orinan sentados, puedes, dibuja en el fondo de la bacineta (con tinta indeleble) un círculo hacia donde deba dirigir el chorro de pipi (como práctica), y cuando use el indoor, indícale que apunte hacia el “túnel”. El reto lo divertirá y se acostumbrará a evacuar con limpieza.
• Hasta después de que te haya “avisado” varias veces, acostúmbralo a usar pañal de entrenamiento, pero se observa en la mayoría de los niños que mientras están en la casa responden mejor al uso de ropa interior en tela.
Jamás lo reprendas por haberse hecho pipí, nini o caca encima; al contrario, réstale importancia al hecho y felicítalo efusivamente cada vez que lo logre en el inodoro.
• Prepárate para cuando quiera utilizar el inodoro de verdad. Compra un pequeño banco para que se suba en él y pueda sentarse por sí mismo, y un asiento infantil de los que van sobrepuestos.
• Cuando lo use, deja que apoye las manos sobre la propia taza; se sentirá menos inseguro de caerse dentro (todos los niños temen eso)
• Nunca bajes la palanca del agua cuando esté sentado en el escusado. El ruido y el movimiento del agua espantan mucho a los pequeños.
• Cuando te diga que quiere hacer nini, pipi o caca, no esperes que retenga las evacuaciones durante mucho tiempo, es probable que no pueda hacerlo y se sentirá frustrado por no haberte complacido. Si “le gana”, sonríe mientras lo cambias y dile que para la siguiente seguro le irá major.
• Aunque los varoncitos al inicio orinan sentados, puedes, dibuja en el fondo de la bacineta (con tinta indeleble) un círculo hacia donde deba dirigir el chorro de pipi (como práctica), y cuando use el indoor, indícale que apunte hacia el “túnel”. El reto lo divertirá y se acostumbrará a evacuar con limpieza.
• Hasta después de que te haya “avisado” varias veces, acostúmbralo a usar pañal de entrenamiento, pero se observa en la mayoría de los niños que mientras están en la casa responden mejor al uso de ropa interior en tela.
Pueden preparar juntos
una tabla de logros en donde pegará los sellitos que le puedes dar luego de
lograrlo. Cuando salgas de la casa debes
llevarte el inodoro contigo, ya que en lo que se acostumbran, algunos niños no
quieren usar los baños públicos y ajenos o en caso de que te pida ir durante el
camino. Vistete de paciencia,
relajate. Su momento llegá y no te
sorprenda que tanga retrocesos, es normal.
El siguente enlace me ayudó mucho con mi niña, inclusive ella me pedía verlo. Me regalaron la película y fué un éxito.
Nosotras todavía estamos trabajando en ésta etapa...pero yá en los detalles finales y muchas veces llegué a pensar que no podía más... y oraba para que pasara rápido...y ahora que yá casi está terminando se siente una gran satisfacción, pero te confieso que me dá nostalgia ya que es un indicador de que ya no tengo una bebe.
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